El agua hidrogenada, una innovación en el mundo de la hidratación, se distingue por su aporte adicional de moléculas de hidrógeno (H2), una cualidad que brinda beneficios únicos para nuestro organismo. Su valor principal radica en su contenido de hidrógeno, un elemento con propiedades antioxidantes que pueden marcar una diferencia significativa en nuestra salud.

Con un pH que generalmente oscila entre 7 y 7.5, el agua hidrogenada se alinea de manera notable con el equilibrio ácido-base del cuerpo, contribuyendo así a mantener una armonía interna esencial para la salud.

Uno de los aspectos más destacados de esta agua es su capacidad para reducir la acidificación en el cuerpo. La acidificación en el cuerpo, también conocida como acidosis, se refiere a un desequilibrio en el ácido base en los fluidos y tejidos del organismo.

Normalmente, el cuerpo mantiene un pH equilibrado para garantizar su funcionamiento óptimo. Sin embargo, factores como la dieta, el estrés, la actividad física y diversas condiciones médicas pueden alterar este equilibrio, llevando a un aumento en la acidez de los tejidos y los fluidos corporales.

Cuando se produce acidificación, el cuerpo puede tener dificultades para neutralizar y eliminar los ácidos acumulados. Esto puede tener un impacto negativo en la función celular y en el funcionamiento adecuado de diversos sistemas, incluidos los sistemas cardiovascular, muscular y renal. En este contexto, el agua hidrogenada ha sido estudiada por su capacidad para contrarrestar la acidificación y proteger contra el estrés oxidativo, lo que podría contribuir a una mejor salud celular y un bienestar general. Su riqueza en moléculas de hidrógeno le permite neutralizar los radicales libres, esos elementos inestables que pueden dañar nuestras células y contribuir al envejecimiento y a diversas enfermedades. Esta propiedad antioxidante puede ser un aliado vital en la promoción de la salud y el bienestar a largo plazo.