Las investigaciones sugieren que la inflamación es un mediador importante en la fisiopatología de los trastornos de ansiedad. Además, las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad y depresión, en comorbilidad con un amplio espectro de enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico.
En los últimos años, el agua rica en hidrógeno se ha convertido en una prometedora estrategia terapéutica para prevenir e intervenir en trastornos relacionados con el estrés, debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El presente estudio tiene como objetivo analizar los efectos del tratamiento psicológico y una bebida rica en hidrógeno sobre la gravedad de la ansiedad y la depresión, los niveles de citocinas proinflamatorias, la respuesta de cortisol al despertar y el estado de salud general en una muestra de mujeres con trastorno de pánico.
Este es un estudio completamente aleatorizado y controlado con placebo. El grupo de tratamiento recibió simultáneamente tratamiento psicológico y 1,5 L de agua hidrogenada durante tres meses, frente al grupo control que recibió tratamiento psicológico y placebo. Los resultados muestran que el grupo de tratamiento hubo una reducción adicional en las puntuaciones de citoquinas proinflamatorias medidas, lo que mejoró el dolor corporal y la salud física. Cuando se eliminaron los efectos del tratamiento entre grupos, el tratamiento psicológico disminuyó significativamente las variables medidas, incluidas las citoquinas y el cortisol. Los resultados apoyan la presencia de un proceso inflamatorio desadaptativo en mujeres con trastorno de pánico.
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por experimentar un miedo excesivo e irracional a estímulos potencialmente aversivos. Además, es común que las mujeres tengan casi el doble de probabilidades que los hombres de sufrir estos trastornos tan prevalentes. En los últimos años, surgieron las interrelaciones entre la microbiota intestinal, el intestino, el sistema inmunológico, el sistema endocrino y el cerebro conocido como eje microbioma-intestino-cerebro. Además de su relación con los trastornos de ansiedad, la depresión y la salud gastrointestinal; destacando el papel fundamental de los procesos inflamatorios como mecanismo común de los trastornos de ansiedad y las enfermedades inflamatorias crónicas.
Es bien sabido que el estrés psicosocial crónico, ya sea a través de amenazas psicológicas, emocionales o físicas, desencadena respuestas fisiológicas y conductuales dañinas para la salud mental y el tubo digestivo, que generalmente van acompañadas del eje microbioma-intestino-cerebro desregulado y un sistema inmunológico comprometido. La sobre activación del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (HPA) y la consecuente liberación desproporcionada de glucocorticoides como el cortisol, podrían producir cambios en la microbiota intestinal generando un estado de disbiosis, lo que aumentaría el riesgo de translocación bacteriana al torrente sanguíneo. El sistema inmunológico detecta bacterias patógenas y envía información a las células inmunitarias, desencadenando un proceso inflamatorio que afecta al intestino y al sistema nervioso central (SNC). En consecuencia, existe una respuesta inflamatoria mediada por la producción de citocinas proinflamatorias y especies reactivas de oxígeno (ROS) nocivas, que cambian la actividad neuronal de las regiones cerebrales implicadas en la trastornos de ansiedad. Este proceso desadaptativo resulta en el desequilibrio homeostático del eje microbioma-intestino-cerebro, produciendo cambios profundos en el comportamiento similar a la ansiedad y un estado de ánimo más deprimido. Aunque la investigación es limitada, los estudios han encontrado concentraciones elevadas de citocinas proinflamatorias. en trastornos de ansiedad.
En los últimos años, el agua rica en hidrógeno (HRW) se ha perfilado como una prometedora estrategia terapéutica para prevenir e intervenir en trastornos relacionados con el estrés, debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias; influyendo positivamente en el organismo sin generar efectos secundarios no deseados. El hidrógeno molecular (H2) es un elemento natural presente en la naturaleza y en los seres vivos, con capacidad de mitigar la respuesta inflamatoria y el estrés oxidativo excesivo, generando efectos neuroprotectores en el cerebro. Aunque se desconocen los mecanismos exactos, el agua rica en hidrógeno puede propagarse rápidamente a través de células y tejidos, protegiendo las células neuronales. Es capaz de desactivar selectivamente las especies reactivas de oxígeno dañinas, suprimir las endotoxinas bacterianas y restaurar las citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleucina (IL) y la interleucina-1β.
Investigaciones preclínicas han descubierto que el hidrogeno molecular tiene efectos ansiolíticos y antidepresivos, ya que mejora la resistencia al estrés al reducir la actividad del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal y la respuesta inflamatoria, mediante la inhibición de la corticosterona, la interleucina, interleucina-1β y TNF-α, así como conductas de ansiedad y depresión, mejorando la interacción social. En un estudio clínico con voluntarios sanos, encontraron que beber 600ml de agua rica en hidrogeno mejora el estado de ánimo y la ansiedad, al reducir la actividad del sistema nervioso simpático. En un estudio reciente encontraron que beber 1,5 litros de agua hidrogenada durante cuatro semanas reduce la respuesta inflamatoria y la muerte celular, favoreciendo la capacidad antioxidante en adultos mayores de 30 años. Asimismo, el hidrogeno molecular es beneficioso para normalizar la actividad del sistema gastrointestinal, atenuando los síntomas gastrointestinales (como diarrea, estreñimiento, distensión abdominal, entre otros). Por otro lado, el tratamiento cognitivo-conductual (TCC) es el tratamiento de elección debido a su eficacia y seguridad para abordar los trastornos de pánico y reducir el estrés. A través de la reestructuración de las distorsiones cognitivas asociadas a las interpretaciones de eventos que inician respuestas fisiológicas relacionadas con el estrés, el tratamiento conductual podría reducir la respuesta inflamatoria del cuerpo y la reactividad del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal.
Partiendo de este contexto y dado que las personas que sufren ataques de pánico viven con un intenso estado de ansiedad anticipatoria debido al miedo extremo a sufrir, nuevamente, otro ataque de pánico. Constituye un estresor psicológico importante para estudiar la hipótesis inflamatoria y sus efectos. Sería posible que el agua rica en hidrogeno pueda generar efectos más beneficiosos sobre la salud ayudando a restaurar la respuesta inmune. De hecho, el agua hidrogenada tiene la capacidad de mitigar la respuesta inflamatoria, esta inhibición de las citocinas proinflamatorias podría estar relacionada con niveles disminuidos del dolor corporal y una mayor salud física en pacientes con trastornos de pánico. En los últimos años, la evidencia ha demostrado que ciertas citoquinas proinflamatorias están involucradas en el inicio y mantenimiento del dolor patológico. El agua rica en hidrogeno tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que ayudan a mejorar la salud de las personas, calidad de vida, sin provocar efectos adversos en el organismo. Además, los transgénicos tienen la capacidad genética de asimilar y transformar el hidrogeno facilitando la fermentación intestinal y el aumento de sustancias beneficiosas para la salud.